La contaminación del aire permanece como una de las amenazas ambientales más peligrosa para la salud humana y uno de los mayores retos a combatir.

De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS), actualmente más del 90 por ciento la población global respira aire con altos niveles de polución.

Las estadísticas hoy nos ayudan a entender y a conocer sus verdaderos alcances, por ejemplo, en 2021 la mala calidad del aire fue responsable de 8.1 millones de defunciones en el mundo.

Datos del Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia señalan a la contaminación atmosférica como la responsable de más de 700 mil muertes de niños menores de cinco años, cifra que la coloca como el segundo factor de riesgo de fallecimiento en el mundo para este grupo de la población, considerado uno de los más vulnerables.

En el contexto del desarrollo sostenible, la mala calidad del aire es una realidad y un problema para todas las naciones, particularmente para las ciudades y zonas urbanas donde los niveles de contaminación atmosférica son superiores a los límites establecidos en las directrices sobre calidad del aire de la OMS.

En lo que respecta a la Ciudad de México, una de las tres metrópolis del país con mayores niveles de contaminación, el Índice de Calidad del Aire destaca que, durante la primera semana de septiembre de 2024, la concentración de partículas menores —en las cuales se encuentran en el aire, incluyendo polvo, hollín, suciedad, humo y gotas líquida— registró niveles de 7. 8 veces superior al valor guía anual de calidad del aire de la OMS.

Por otro lado, se tiene que, durante el primer semestre del 2024, la Zona Metropolitana del Valle de México conformada por la Ciudad de México, 59 municipios del Estado de México y uno de Hidalgo, registraron 12 contingencias ambientales por altos índices de contaminación por ozono, cifra con la que se alcanzó el récord anual, con más alertas emitidas en ese lapso.

Lo anterior se dio debido, en gran medida, a las altas temperaturas registradas, sin dejar de lado que el tiempo señalado abarca también la temporada de ozono, que va de mediados de febrero a inicio de junio, plazo en que se presentan sistemas anticiclónicos y ondas de calor que producen altas temperaturas, radiación solar intensa, baja nubosidad, así como vientos débiles.

El ozono es un contaminante ambiental que puede provocar daños en la salud y disminuir la esperanza de vida.  Hasta hace unos años, la tendencia histórica en las concentraciones máximas de ozono y otros contaminantes del aire venían en descenso, sin embargo, los programas para reducir emisiones y verificar autos, que tuvieron éxito en su momento ya no son suficientes.

Hoy, debemos actuar e iniciar con nuevas acciones y proyectos, pues los pronósticos climáticos, advierten un incremento de temperaturas, situación que puede agravar la calidad del aire y a su vez acelerar los daños a la salud de toda la población.