Escribo estas líneas a vuelapluma, puesto que tengo algunas actividades pendientes que en breve resolveré. No obstante, me parece importante dar mi impresión a propósito de la primera mañanera de nuestra presidenta Claudia Sheinbaum.
Horario, continuidad y giros
Estoy seguro de que todos quienes votamos por la presidenta, y algunos que no lo hicieron pero tomaban agenda de ese ejercicio de información directa desde el poder ejecutivo, agradecemos la continuidad de lunes a viernes frente a los medios de comunicación. Las mañaneras fueron y seguirán siendo necesarias y la de ayer lo demostró. Me agrada también que el horario se haya diferido media hora, aunque en estricto sentido, empezó a las 7:37. Aquí entre nos con AMLO muchas veces empezaban a esa hora pero a diferencia del expresidente, Las mañaneras del pueblo son ágiles y puntuales en la respuesta, incluso en los temas de los que se tiene que informar antes de iniciar con la sesión de preguntas y respuestas. Sin ser grosera, a la pregunta del primer colega de que cómo había dormido, que cómo se sentía, etcétera, la presidenta respondió breve. Espero que esto ponga de sobre aviso a otros colegas que van a tirar rollos maratónicos antes de preguntar, como Lord Molécula o la reportera Rheina.
Nombre y medio
Un aspecto que no se cumplió cabalmente en los diálogos de AMLO y tampoco ayer es que cada vez que a un reportero se le da el micrófono, debe identificarse no sólo con su nombre, sino también mencionar al medio que representa. Fulano, de El universal, Perengana, de Proceso, Zutana de Sin EmbargoMX, Mengano, periodista independiente. Por muy conocidos que sean algunos, cada que alguien tome el micrófono debe hacerlo por respeto a las audiencias.
2 de octubre no se olvida
La coincidencia temporal del ejercicio informativo inicial de Claudia Sheinbaum con el aniversario del 2 de octubre del 68 que desde luego nuestros padres estudiantes o egresados y muchos de sus hijos no olvidamos, fue simbólica y la presidenta supo aprovechar la ocasión para ofrecer disculpas de Estado por la sanguinaria matanza perpetrada por el expresidente priísta Gustavo Díaz Ordaz en la Plaza de las Tres Culturas. Responsabilizar directamente al sátrapa asesino, quien como comandante supremo de las fuerzas armadas públicamente se atribuyó la responsabilidad del acto, mostrar a los jóvenes un breve documento histórico que pone en contexto la larga lucha que ha atravesado la izquierda para llegar al poder y solicitarle a Pablo Gómez que tomara el atril para recordar la gravedad de los hechos fue un acto redondo, del que también cabe agradecer la brevedad.
La presidenta y el sapo
Había una vez en un país republicano una presidenta que cada vez que le besaban la mano, en lugar de sentir repugnancia, devolvía el beso con la misma cortesía aunque fuera un sapo a quien le devolviera el gesto. Y no por eso, amigos, el sapo se convertía en príncipe, ni ella dejaba de ser presidenta. Esta pequeña fábula la explicó Claudia Sheinbaum con su peculiar estilo y colorín colorado la columna de esta semana ha terminado.
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