El pasado 31 de diciembre, la autoridad máxima de esta muy leal y muy noble ciudad anunció que, por decreto, el 2025 será el de la conmemoración por los 700 años de la fundación de México-Tenochtitlan.

En un encendido discurso señaló que “desde los 4 puntos cardinales se escuchará el toque del tambor y el sonido del caracol, para anunciar que la Ciudad de México Tenochtitlan sigue viva y que sus hijos e hijas mantenemos vivo su legado.”

Mientras las huestes de guerreros afilan la obsidiana para reactivar la guerra florida, los sabios de la tribu serán convocados para elaborar un nuevo escudo de la ciudad “ya que el actual sólo representa a una parte de la historia de nuestra ciudad, la ciudad virreinal. Este escudo quedará porque es parte de nuestra historia, pero es momento de crear otro escudo de la Ciudad de México, que represente toda la historia y grandeza de México Tenochtitlán.”

Todo símbolo responde a la época en que fue creado o impuesto. Su paso a través del tiempo implica resignificaciones. En el caso de un escudo de armas, es la síntesis gráfica de la historia o los valores de un sitio en un momento determinado. Su vigencia radica en la permanencia geográfica. En ese sentido ¿Es vigente la representación de la Ciudad de México que contiene el escudo de armas otorgado por el rey de España, Carlos V, a esta ciudad, en 1523? ¿Qué vemos en el mismo?

Sobre un campo azul, una gran laguna, se erige una torre o castillo, con tres almenas. Hasta el mismo, pero sin llegar a tocarlo, se extienden dos puentes por ambos costados, sostenidos por arcos, y un tercero hacia el frente. En cada uno de los puentes laterales hay un león rampante. Todo está rodeado por una orla dorada con diez pencas de nopal.

Una posible interpretación: la torre o castillo es la ciudad, construida sobre el agua. Los puentes que no llegan a la torre indican su carácter inexpugnable. Los leones podrían aludir, de acuerdo con Héctor de Mauleón, a la soberanía y el espíritu guerrero. Las pencas de nopal representan a los pueblos que habitaban alrededor de la cuenca.

El escudo representa a un lugar llamado Ciudad de México que, luego de haberse llamado Distrito Federal, ha recuperado su nombre original. Es un blasón que recuerda el pasado lacustre de la urbe e incluso hasta su flora. En resumen, es un escudo vigente.

Toda guerra implica también una batalla iconográfica y nominal. De ahí, que luego del periodo novohispano, el escudo haya sido relegado.

La actual administración aprovecha una fecha histórica en el calendario mexica para tomar revancha en el terreno de las imágenes. Si ya se cambió el nombre de la calle Puente de Alvarado y el del ahuehuete de Popotla ¿Por qué no desterrar el pasado heráldico e imponer un nuevo símbolo?

¿Será un escudo que cuente con la aprobación popular y de los dioses? Habrá que ver el resultado que entregue el tlacuilo elegido.