Cuando Alexandra estudiaba la prepa y las mamás de sus amigas veían que tenía tatuajes en su cuerpo, recuerda que le decían con pena:
“Ay, mi hijita y arruinaste tu vida ya te tatuaste”.
Ahora se ríe al recordarlo porque se convirtió en una artista del tatuaje. Alexandra Salander, su nombre artístico, es una de las primeras mujeres en realizar tatuajes de su generación, luce unas largas letras negras en su cuello que lo hacen ver más largo, tiene diseños en sus brazos y manos y sus lentes y el pelo largo se conjugan con su rostro.
Alexandra creció con la convicción de que quería tatuarse en cuanto tuviera oportunidad. Hoy lo recomienda sólo cuando ya eres mayor de edad, incluso pasados los 20 años, porque la piel ya no se estira tanto.
Recuerda que desde que tenía cinco años, su mamá la llevaba a expos de tatuajes y piercings. Ella misma tiene tatuajes y perforaciones, así que eso ayudó a que Alexandra lo viera como algo normal y no con el estigma social hacia las personas con tatuajes.
“Si tú tienes tatuajes y tienes un hijo, él ve tus tatuajes normales”, comenta. “Porque antes era de que: ¡No!, Nadie tiene tatuajes. Solamente la gente mala tiene tatuajes. Entonces, tú veías a alguien con tatuajes y decías: Hay que cuidarse de esas personas.”
Imagen tomada de Instagram: @alxsalandertattoo
El 30.6 por ciento de las personas mayores de 18 años en México se ha sentido discriminada por su aspecto, esto incluye la forma en que se viste, cómo se peina, si tiene tatuajes o perforaciones. El dato es de la Encuesta Nacional Sobre Discriminación 2022. Y la cifra sube a un 37.9 por ciento cuando se trata de jóvenes entre 12 y 29 años.
Sin embargo, Alexandra considera que la percepción sobre las personas que tienen tatuajes está cambiando en México.
“Al normalizarlo, se abrió el campo y todo el mundo empezó a tatuarse. No solamente las personas ‘malas’ están tatuadas. Hay doctores tatuados. Hay maestros tatuados. Hay muchas personas tatuadas. Claro que todavía hay lugares en los que se sigue estigmatizando el tatuaje. Me ha tocado ir a la sierra, a pueblos pequeños y todavía la gente se espanta con los tatuajes”. comenta en el estudio donde trabaja con otro colega.
Alexandra empezó a trabajar como artista del tatuaje hace 11 años, cuando casi no había mujeres dedicadas a este oficio, sólo unas cuantas.
“Todavía van ganando a los hombres como tatuadores, pero ya las mujeres llevamos como un 45 por ciento”, comenta.
Las personas que se dedican al arte del tatuaje pueden trabajar en varias modalidades: montar su estudio, rentar el espacio por sesión o por cierto periodo o compartir los gastos de los materiales con más colegas.
La conversación con Alexandra es en un estudio donde hay más espacios para tatuadores y especialistas en piercing, en un departamento iluminado, limpio y céntrico en la colonia Roma Norte.
Si el artista tatuador lo hace profesionalmente, tendrá un espacio limpio y cómodo para una sesión de tatuaje porque el trabajo implica hacer una herida en la piel y requiere de cuidados de higiene y seguridad, usar agujas nuevas, guantes de látex y tener conocimientos de primeros auxilios.
Alexandra habla de los tipos de pieles en los que ha trabajado porque eso influye en cómo se va a ver un tatuaje o el tiempo que va a tardar en cicatrizar.
“He visto diferentes tonos de piel, diferentes texturas, diferentes procesos de cicatrización”, detalla. “Me han tocado pieles elásticas, que a veces es un poquito complicado tatuarlas porque tienes que estirar mucho la piel; pieles muy secas, que la tinta se queda como manchada, como si la absorbiera; pieles con unos pequeños lunares, como si fueran pecas por el sol, ese tipo de piel es un poco más delicada y tiende a enrojecerse un poco más, tiende a salir un poquito más de sangre”, detalla sobre sus lienzos.
Imagen tomada de Instagram: @alxsalandertattoo
Como parte de su profesionalización, Alexandra tiene la tarjeta sanitaria para realizar tatuajes y perforaciones por parte de la Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios (Cofepris).
El trámite incluye estar vacunada contra el tétanos y Hepatitis B, tener conocimientos sobre primeros auxilios y dominio de las técnicas de higiene y asepsia, armar un portafolios donde describa el procedimiento que lleva a cabo para realizar un tatuaje y realizar un pago de 6 mil 183 pesos que debe refrendarse.
Con su ritmo reflexivo de hablar, Alexandra sabe que no sólo se trata de dibujar y hacer un diseño que guste al cliente, la experiencia del tatuaje debe ser buena en todos los sentidos y que perdure como la tinta bajo su piel.
“Aparte de plasmar el arte, tienes que asegurarte de que vaya a ser algo que perdure, algo que no esté lastimado, que termine haciendo algo bonito”, dice.
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