El trastorno de acumulación compulsiva, también conocido como “trastorno por acumulación” o “síndrome de Diógenes”, es una condición psicológica que se caracteriza por la dificultad persistente para desechar objetos, independientemente de su valor real. Esta conducta genera desorden en los hogares, afecta la calidad de vida del individuo y puede representar un riesgo tanto para la salud física como mental. 

Aunque este fenómeno ha sido ampliamente documentado en países desarrollados, en México permanece como un problema poco visibilizado pero creciente.

Según datos de la Subsecretaría de Prevención y Promoción de la Salud de la Secretaría de Salud, señala que, si bien no existe una prevalencia exacta del síndrome de acumulación compulsiva, se estima que en México existen aproximadamente 2.5 millones de personas que lo padecen.

Según el Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales (DSM-5), elaborado por la Asociación Americana de Psiquiatría para describir los síntomas de más de 250 desórdenes mentales,este trastorno implica la acumulación excesiva de objetos, la angustia ante la posibilidad de deshacerse de ellos y la congestión de espacios vitales como consecuencia. 

A diferencia del coleccionismo, que es intencional y organizado, la acumulación compulsiva suele estar desordenada y acompañada de una sensación de vergüenza o aislamiento que se va agudizando conforme la persona llega a la edad adulta cuando el trastorno se encuentra muy avanzado.

En México, el desorden de acumulación compulsiva no siempre es reconocido como una condición médica, sino que muchas veces es percibido como una “manía”, “costumbre de viejitos” o simplemente una excentricidad. Esta percepción cultural dificulta su diagnóstico y tratamiento. 

Aunque a simple vista puede parecer una forma de evitar el desperdicio, acumular compulsivamente tiene altos costos ocultos.

Algunas de las principales consecuencias económicas incluyen: Gastos innecesarios y duplicación de objetos; deterioro de la vivienda ante el hacinamiento de objetos que impide una limpieza adecuada, obstruye espacios y con el tiempo provoca el deterioro del inmueble; multas, desalojos o intervenciones legales por la generación de conflictos con vecinos o autoridades sanitarias que puede derivar en denuncias, multas o incluso desalojo por condiciones insalubres.

Más allá del aspecto económico, las consecuencias afectivas son igualmente significativas. El trastorno no solo afecta al individuo, sino a su entorno familiar y social que origina conflictos familiares, aislamiento social, perdida de vínculos, culpa y angustia.

Según indica el Manual MSD que proporciona información médica elaborada por profesionales de la salud a nivel internacional, el tratamiento de este padecimiento mental suele combinar terapia cognitivo-conductual con intervenciones psiquiátricas (cuando hay comorbilidades como depresión o trastorno obsesivo-compulsivo). Sin embargo, señala que la clave del tratamiento es la empatía y el acompañamiento continuo.

En México, algunas instituciones como el Instituto Nacional de Psiquiatría “Ramón de la Fuente Muñiz” y ciertos programas estatales de salud mental abordan casos de acumulación, aunque aún con recursos limitados.

El trastorno de acumulación compulsiva no es una decisión ni una “manía”, sino una condición mental que requiere comprensión, paciencia y tratamiento especializado. Identificar las consecuencias económicas y afectivas no debe generar juicio, sino motivar a buscar ayuda profesional y acompañamiento familiar.

La intervención temprana puede marcar una gran diferencia, no solo en términos de dinero, sino en la reconstrucción de lazos afectivos y en la mejora de la calidad de vida.

El trastorno de acumulación compulsiva es una condición seria que requiere mayor visibilidad y atención en México.

Es indispensable que el gobierno mexicano impulse campañas de información, capacitación para profesionales de salud y genere redes de apoyo comunitarias. Comprender que acumular no es una simple costumbre, sino una manifestación de una enfermedad mental, es el primer paso para atenderla con respeto, compasión y profesionalismo.

¿Cómo identificas a una persona con trastorno de acumulación compulsiva?

1.- Sobrestiman la importancia de las posesiones, perciben la necesidad de acumular cosas y luego, cuando intentan deshacerse de ellas, experimentan angustia emocional.

2.- El desorden acumulado puede bloquear puertas y escaleras de su casa, dificultar el acceso a las habitaciones o las reparaciones domésticas y aumentar el riesgo de lesiones, accidentes o incendios.

3.- El polvo, el moho, los hongos e incluso las plagas de insectos o roedores en el hogar pueden tener graves consecuencias para la salud.

4.- En el caso del trastorno de acumulación de animales, esas implicaciones se extienden a que las mascotas no dispongan del espacio, la comida o los cuidados veterinarios necesarios para mantenerse sanas.

5.- Las personas con trastorno de acumulación compulsiva pueden sentirse avergonzadas por cómo viven o sus amigos y familiares pueden negarse a visitarlas en sus casas. Esto puede tener un fuerte impacto en la vida social del acumulador, ocasionando que se sienta aislado y solo.

6.- Las personas acumulan por varias razones, pero normalmente es por creencias irracionales sobre los objetos que hacen que deshacerse de las cosas sea muy angustiante. Es posible que su ser querido sienta que incluso un objeto cotidiano o sin valor tiene un gran valor sentimental.

Fuente: HelpGuide.org

Evita hacer esto con un acumulador de objetos:

1.- No juzgue. Las personas con trastorno de acumulación compulsiva suelen estar socialmente aisladas y sienten culpa y vergüenza por su situación. Ya sea mediante las palabras que utilice o su lenguaje corporal, intente escuchar sin juzgar negativamente a la persona.

2.- No discuta con la persona. Intentar tomar el control u obligar al acumulador a actuar de una manera específica solo alimentará la ira y el resentimiento, e incluso provocará que el acumulador esté más decidido a conservar sus posesiones. 

3.- El apego que su ser querido siente por sus posesiones es real y ninguna discusión lo cambiará.

4.- No intente minimizar el trastorno. El trastorno de acumulación compulsiva no tiene soluciones sencillas y se necesita algo más que simplemente limpiar el desorden para solucionar el problema. Al igual que la acumulación compulsiva se desarrolló como un problema gradual, también la recuperación será probablemente un proceso gradual, un pequeño paso a la vez. 

5.- Reconozca que quizá habrá retrocesos y prepárese para que su ser querido se resista cuando exprese sus preocupaciones o ideas.

6.- No sea desalentador. Es fácil frustrarse al hablar con su ser querido y enfocarse solo en los aspectos negativos. Pero eso solo hará que la persona acumuladora se ponga más a la defensiva. En lugar de eso, intente ser alentador reconociendo primero los aspectos positivos de su casa: las escaleras están libres de objetos para que no se tropiecen o todavía hay espacio en la encimera de la cocina para que puedan preparar la comida, por ejemplo. 

7.- Posteriormente, puede explorar formas de partir desde ahí: si la estufa también estuviera despejada de objetos, eso haría que usarla representara un peligro de incendio menor o, si el espacio en las escaleras fuera un poco más ancho, sería más seguro subir y bajar.

8.- No le diga a la persona qué desechar ni toque sus pertenencias sin su consentimiento. Los objetos acumulados pueden parecerle inútiles, pero es importante permitir que la persona acumuladora sienta que ella tiene el control. Sea respetuoso, deje que su ser querido decida de qué deshacerse y pida permiso antes de tocar cualquier cosa.

Fuente: HelpGuide.org