Después de un par de años mi pequeño me dijo que quería ver la película de los Cazafantasmas. Antes, la película le llamaba la atención pero le daba un montón de miedo. La mencionaba pero "mejor mañana, papá". Así que ayer no solo pidió que la pusieramos, sino que hasta unas palomitas nos comimos mientras la historia se desarrollaba. Pensé que la noche habría que pagar el precio de la valentía y, aunque ya me encontraba preparado mentalmente, el miedo se quedó en los límites del film. Se podria decir que los fantasmas se quedaron atrapados en los límites del largometraje.
Por supuesto, uno como adulto, después de leer el cuento de buenas noches no concilia hasta después de que el pequeño se rinde frente al espíritu de Morfeo. Así que ahí estaba yo dilucidando sobre la materia que consrituyen a los fantasmas, no el ectoplasma que se presume en la peli, más bien, sobre esa característica ilusoria con la que se presenta lo sobre natural. El aspecto subjetivo de aquel que percibe una presencia extraña o incluso la renuente actitud que presentan aquellas cosas que se resisten a dejar la vida, aún estando muertos.
Dicho de esa manera, los fantasmas no solo deben considerarse como las evanescencia de algún hombre maldito, o de una mujer con espíritu de bruja. Tampoco son las sombras que dejaron aquellos animales que murieron de una forma extraña, sino que, en todo caso, también vale la pena considerar aquellas situaciones que se repiten de manera intermitente y de forma casi inexplicable.
Por ejemplo, dentro de las tareas que me corresponde llevar a cabo en la oficina es mantener el control de las mercancías que entran y salen de la bodega, así como de los pedidos que hay que satisfacer. Es una tarea de oficina y para la cual resulta indispensable utilizar aquellas paqueterías de calculo.
El fantasma de las celdas resulta ser el dato 520-4. Este es un dato travieso que se resiste quedar en la memoria como un pedido fallido, digamos, que en cada oportunidad que tiene vuelve a instalarse en una base de dato vigente para así lograr su cometido: el que la venta pueda realizarse. Ahora mismo, no recuerdo por qué el pedido 520-4 se canceló, cual fue el error que imposibilitó que el cliente satisfaciera su demanda y que nosotros cumplieramos con su encargo.
Les explico, imaginen por un momento que mi tarea es dar seguimiento a los pedidos que realizan los clientes, así como llevar el control de las mercancías que cada compra genera. Una vez que se concluye la venta, entonces, se puede decir que el acontecimiento ha acabado. Si la venta no se concluye, el acontecimiento termina siendo una celda archivada en la hoja de las cancelaciones. El pedido 520-4 se hacía presente, de manera inexplicable, de manera reiterada desde hace más de 2 años a la fecha.
Llevo bastante tiempo en este trabajo y puedo decir que, por lo general, cuando los acontecimientos terminan, ya sea en venta o en cancelación, los datos permanecen guardados de acuerdo al orden que se les da. Sin embargo, ese fantasma de las celdas aparece en los archivos cada vez que puede, a veces, como un correo que se cuela dentro de un nuevo pedido, a veces, con un simple dato que indudablemente hace referencia al 520-4.
¡Se el primero en comentar!