El mercado automotriz mexicano se encuentra en un punto de inflexión. La entrada agresiva de marcas chinas, la presión arancelaria internacional, y un entorno económico incierto plantean un nuevo reto a las marcas europeas y norteamericanas que durante décadas fueron predominantes en nuestro país: ¿cómo reconstituir su peso de mercado y su relevancia en un panorama cada vez más competitivo?
Según datos de la Asociación Mexicana de Distribuidores de Automotores A.C. (AMDA) dio a conocer que entre enero y agosto del año 2025 las ventas de algunas marcas de automóviles nuevos procedentes Europa y de Estados Unidos de Norteamérica en México disminuyeron respecto al año anterior en ese mismo periodo: Ford cayó 0.7%, General Motors -5.5%, Jaguar -91.2%, Mercedes Benz -15.1%, Peugeot -5.8%, Audi -16.8% y Seat -20.1%. Esta tendencia de pérdida de volumen ubica a las marcas tradicionales en una fase de reconfiguración estratégica.
La causa se explica en parte por la mayor penetración de marcas asiáticas (chinas en particular), que han ganado fuerza con una propuesta de valor atractiva: precios competitivos, equipamiento moderno, e incluso cada vez mayor calidad percibida. Esto ha permitido a las marcas tradicionales enfrentar mayor presión en precio, producto y cobertura de mercado.
El entorno internacional representa retos adicionales. La activación de aranceles a componentes y vehículos importados de México, así como la incertidumbre en la relación comercial con Estados Unidos (incluida la posible imposición de tarifas importantes), generan presión en costos, logística y competitividad de las empresas.
Se ha documentado una caída en exportaciones y producción de vehículos ligeros, con una disminución de hasta 0.5 % en la producción entre enero y mayo de 2025. Algunos fabricantes han reubicado producción a plantas en Estados Unidos.
Aunado a esto, la AMDA y consultoras como Estándar & Poors Global Mobility anticipan un escenario de estancamiento en las ventas de vehículos, proyectando niveles de venta anuales cercanos a 1.45 millones de unidades, con riesgo de platearse como un año más complicado si persisten los frenos económicos y comerciales.
Pese a estos desafíos, empresas con manufactura local establecida (ensambladas en México) han mostrado mejor desempeño frente a aquellas dependientes únicamente de importación. Las ventas de vehículos producidos en México crecieron 7.6 % en el primer semestre de 2025, mientras el mercado general se contraía 0.2 %, elevando su cuota de mercado. Esto sugiere que la proximidad productiva y ensamble nacional sigue siendo una ventaja competitiva clave frente a aranceles y volatilidad comercial.
Además, muchas de estas marcas (incluyendo fabricantes europeos y norteamericanos con plantas de ensamble o asociación en México) cuentan con redes de distribución consolidadas, servicios de postventa consolidados y mayor confianza de los consumidores en tiempos donde la experiencia de cliente y el respaldo de garantía adquieren prioridad.
Quienes logren alinear su operación con la regulación, la demanda local e invertir en posventa serán los que se posicionen como jugadores duraderos y no solo que resisten la tormenta, sino que avanzan hacia una nueva etapa de consolidación y liderazgo en el parque automotor mexicano.







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