El pasado 18 de julio la Gaceta Oficial de la Ciudad de México publicó el decreto por el que se expidió la Ley Ambiental de la CDMX y con el que se abroga la Ley Ambiental de Protección a la Tierra en la Ciudad de México, la cual durante 23 años se reformó en 39 ocasiones.
La nueva ley, busca dar cumplimiento al derecho humano que tiene toda persona a la protección de la salud y a un medio ambiente sano para su desarrollo y bienestar.
También reconoce y regula la seguridad de la naturaleza, conformada por todos sus ecosistemas. En esta ocasión, la normatividad se compone de seis títulos, 33 capítulos y 335 artículos en los que se abarca la protección, manejo y restauración del suelo de conservación, áreas verdes, cuerpos de agua y biodiversidad.
Asimismo, la Ley Ambiental de la Ciudad de México procura combatir la contaminación ambiental, auditiva y lumínica. Prohíbe la privatización del servicio de agua potable con el fin de mantener el derecho al libre acceso a este recurso natural, e introduce una nueva categoría llamada cinturones verdes, cuya meta es evitar la expansión de la mancha urbana en el suelo de conservación.
Entre sus reformas contemplan sanciones económicas a quienes no empleen equipos y sistemas que controlen las emisiones contaminantes, para que no rebasen los niveles máximos permisibles establecidos en las normas oficiales mexicanas y las normas ambientales locales correspondientes.
De igual manera, considera penalizaciones a quien realicen obras y actividades sin la presentación de un informe preventivo ante la Secretaría de Medio Ambiente de la Ciudad de México. Así como a los trabajos y construcciones que por su ubicación, dimensión, características o alcances produzcan impactos.
Propone programas de certificación de edificaciones sustentables; fortalece el fomento a la captación de agua de lluvia; el tratamiento y reutilización de aguas.
Si bien, la nueva ley promete hacer frente a todos las problemáticas ambientales de la entidad y revertir el daño, el reto es global, por ello es importante el compromiso de todas las personas para trabajar no de manera aislada, y así preservar los recursos ambientales para las generaciones futuras.
La protección del medio ambiente sigue siendo uno de los grandes desafíos y un tema fundamental para la viabilidad de la Ciudad de México cuya superficie no solamente se compone de concreto y asfalto, pues de acuerdo con el inventario de áreas verdes, más del 20 por ciento de su suelo son espacios naturales.
¡Se el primero en comentar!