Si alguna vez te has preguntado “¿realmente necesito un seguro?”, la respuesta corta es sí. Un buen seguro no es un gasto: es una red de protección que salvaguarda lo que tanto te ha costado construir. En especial para las mujeres, las madres solteras, las y los trabajadores independientes o quienes recién comienzan a organizar sus finanzas, contar con ciertos seguros puede marcar la diferencia entre una crisis y una recuperación tranquila.
Aquí te comparto los seguros básicos que todas las personas deberíamos considerar como parte de nuestra estrategia de bienestar financiero:
1. Seguro de gastos médicos mayores
Este seguro es tu primera línea de defensa ante enfermedades graves, cirugías o accidentes que podrían poner en jaque tu economía. En México, una hospitalización sin seguro puede superar los $300,000 pesos. Tener esta protección permite enfocarte en tu salud, no en las cuentas.
2. Seguro de vida
Especialmente importante si tienes personas que dependen de ti, como hijas, hijos o familiares. Un seguro de vida garantiza que, si tú faltas, ellos puedan mantener su estabilidad financiera. Es un acto de amor y previsión.
3. Seguro de hogar o de contenido
¿Vives en una zona donde puede haber temblores, robos o fugas de agua? Tu hogar es una de tus inversiones más grandes. Este seguro protege tu patrimonio ante daños imprevistos o pérdidas por desastres. Muchos creen que es caro, pero hay opciones accesibles, incluso desde $200 al mes.
4. Seguro para auto (responsabilidad civil, al menos)
En México es obligatorio si manejas, y más allá de eso, es indispensable para cubrir daños a terceros. Aunque no tengas un coche nuevo, contar con al menos la cobertura básica puede ahorrarte muchos problemas legales y financieros.
¿Por dónde empezar si nunca has contratado un seguro?
Haz una lista de tus responsabilidades (personas que dependen de ti, bienes que necesitas proteger).
Cotiza con distintas aseguradoras o asesores de confianza, sin comprometerte de inmediato.
Prioriza: empieza por lo más urgente (gastos médicos o vida) y avanza paso a paso.
Invertir en protección es un acto de autocuidado financiero. No necesitas tener mucho para empezar a cuidarte, pero sí necesitas información, voluntad y la decisión de prevenir en lugar de lamentar.
Recuerda, una vida financieramente saludable no solo se construye con ingresos, sino también con protección inteligente.







¡Sé el primero en comentar!