Mau llegó siendo apenas un cachorro a la casa de Ruth. Se convirtió en la mascota favorita de toda la familia. “Mau para aquí, Mau para allá”, siempre alegre, con su colita moviendo y decidido a convivir con todos. Es travieso, pero también muy noble. 

Nació en marzo hace ocho años. Mau fue un gran reto para Ruth, pues le tenía miedo a los perros. Sin embargo, tuvo que superar su temor, pues su pequeña hija soñaba con un perrito. “Me acuerdo de su gran moño rojo que traía en la cabeza cuando mi mami se lo regaló a su nieta”, rememora.

A pesar de su tamaño, es un Shih Tzu, jamás se ha visto un perrito tan protector con sus amos, principalmente con su dueña. Donde quiera que Ruth se encuentre, en la sala, en la récamara, en el estudio o en el jardín, Mau siempre está a su lado. Todavía su dueña se sobresalta porque no percibe la presencia de su perrito a su lado. “¡Santos sustos!”.

Travesuras ha hecho muchas, pero todas se las perdona. Es el consentido aunque digan lo contrario. 

Un día cuando estaban de vacaciones, la familia rentó una casa de fin de semana. Todos salieron a nadar a la alberca, mientras Mau los miraba desde la ventana. No se pudo contener y rasgó el mosquitero. Saltó a toda prisa hacia donde estaban sus amos. “Miren ese perrito se parece a Mau”, gritó uno de los sobrinos invitados. “¡Pero si es Mau!”, gritaron otros. El costo de la reparación salió cara, pero Mau permaneció impune y moviendo su colita.