Fue rescatado con sus hermanos. Me enviaron las fotos, yo había elegido a otro, uno totalmente negro pero se lo llevaron, igual que a todos. Me dieron el que nadie quiso, porque dijeron que era un gandalla, que dejaba sin comer a sus hermanos, en ese momento supe que era para mí. Le había puesto Vaquita y decidimos darle un nombre cristiano.
Ahora Serapio es un perro empresario y modelo. Presume las portadas de shampoos, helados y cupcakes. Tiene su propia página de Facebook y le gusta jugar todo el día. ¡Es el orgullo de la familia!
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