Este 31 de agosto es el Día Internacional de las Personas Afrodescendientes, así se estableció como una iniciativa de la Asamblea General de las Naciones Unidas “para reconocer a las personas del continente americano con descendencia africana como un grupo con identidad propia, cuyos derechos deben ser salvaguardados”.
Nos detenemos un poco en lo de identidad propia porque en el caso de las personas afrodescendientes en México han sido invisibilizadas por siglos en una narrativa que define que “lo mexicano” es el producto del mestizaje entre personas españolas que invadieron y saquearon este territorio y los pueblos originarios. En esa narrativa, los pueblos extraídos del continente africano y traídos como mercancía a este territorio han sido excluidos.
Se implantó además un sistema de castas en donde desde el nacimiento se establecía de qué origen era el padre o la madre, determinando así su lugar en la escala social que encumbraba a las personas de origen europeo y la blanquitud.
Esa estructura está presente en nuestro día a día, en los medios de comunicación en la publicidad, en la forma en la que hablamos y hasta en el lugar que nos dan en un restaurante.
El 29.7 por ciento de la población afromexicana o afrodescendiente dijo en 2022 que el problema más grande que enfrentaba como grupo era la discriminación por su apariencia.
Afortunadamente, han surgido movimientos por visibilizar la presencia de las personas negras y de raíces afro en nuestro territorio desde hace al menos 70 años.
En el camino han enfrentado resistencias en las estructuras sociales para dar los primeros pasos que son reconocer la presencia de pueblos negros y personas afrodescendientes en México.
El primer logro fue la inclusión en la Encuesta Intercensal de 2015 que lleva a cabo INEGI, y en 2020, por primera vez en 200 años de México independiente se incluyó en el Censo Nacional de Población una pregunta para saber cuántas personas negras o afrodescendientes hay.
Los datos indicaron que 2 millones 576 mil 213, el 2 por ciento de la población en México se reconocen como afromexicanas y en la Ciudad de México la cifra fue de 186 mil 914.
Los estados con mayor porcentaje de población afrodescendiente son Guerrero, con un 9.5 por ciento; Morelos, con un 4.9 por ciento y Colima con 3.9 por ciento, junto con Quintana Roo con el mismo porcentaje.
Los datos proyectados a 2023 indican que la cifra es de 3.1 millones de personas afrodescendientes por autorreconocimiento.
Es muy probable que haya muchas más personas que son afrodescendientes pero no se asumen o no conocen sus raíces por este proceso de asimilación que ha habido por siglos al mezclar a la población y “blanquearla” como estrategia de movilidad social.
¿Por qué es importante saber cuántas personas afrodescendientes hay?
Porque muchas de las políticas públicas dirigidas a combatir la desigualdad social están basadas en criterios que toman en cuenta otros factores, como si la persona habla una lengua indígena, tomando en cuenta que somos una nación con pueblos originarios. Y en el desarrollo de esas políticas públicas, otras personas racializadas, como son las personas negras o afrodescendientes, han quedado fuera del diseño de políticas públicas. Sin embargo, el racismo permea las estructuras sociales que impiden una movilidad social y tener acceso a un mejor nivel de vida.
El Colegio de México ha medido cómo hay una relación entre el color de piel y el acceso a puestos de trabajo mejor remunerados o de mejor nivel y a posibilidades de movilidad social.
“La persistencia en pobreza es mayor para tonos de piel más oscuros. Por otro lado, las personas con tonos más claros es más probable que se mantengan en estratos de mayor riqueza si se criaron en ese estrato que personas con tonos más oscuros”, señala en su página de difusión que se puede consultar aquí.
Sobre el tema de la visibilización, el Congreso de la Unión aprobó en 2019 la reforma constitucional que reconoce la presencia de los pueblos negros y afrodescendientes en nuestra nación y el paso es relevante porque a partir de la Carta Magna se permea a toda la estructura de leyes y políticas públicas como un factor a tomar en cuenta en su diseño y evaluación. Y del reconocimiento, vamos al de representación.
El Instituto Nacional Electoral (INE) impulsó en 2020 las acciones afirmativas para que todos los partidos políticos incluyeran a personas candidatas que se autodescriben como afrodescendientes o negras, indígenas, de la diversidad sexual y con alguna discapacidad, con el fin de que ocupen un espacio de representación en los órganos de poder.
Lamentablemente, ha habido reclamos de la comunidad afrodescendiente y de quienes han impulsado el reconocimiento y visibilización de esos espacios de que esos lugares de reepresentación han sido usurpados por personas que no sólo no tienen rasgos fenotípicos de afrodescendencia, sino que no hay registro de que forman parte de la lucha por la visibilización.
Podemos preguntarnos quiénes son personas negras o afrodescendientes o qué te define como una persona afrodescendiente. Es alguien que así se asume por sus orígenes, sus rasgos fenotípicos y su herencia cultural.
Este Día es para reiterar, gritar y escuchar que las personas afrodescendientes en México existen, formaron parte de la construcción de esta nación, están presentes y que merecen tener una representación digna y un trato igualitario.
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