Tepito, el barrio que se resistió a morir en el 85

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19 de septiembre 2024
  • Notas periodísticas de los diarios Novedades, Excélsior y El Universal de septiembre de 1985

El barrio de Tepito, conocido como el “barrio bravo”, fue devastado por el sismo del 19 de septiembre de 1985. Tres de cada cinco construcciones quedaron destruidas, según los testimonios de los habitantes registrados por la prensa escrita de la época.

Pero a diferencia de los miles de edificios y casas destruidos en la Ciudad de México, los barrios y colonias con gran número de vecindades y donde vivían con el régimen de las “rentas congeladas” recibieron poca o nula ayuda de las autoridades, como quedó documentado en la prensa.

Los vecinos de Tepito montaban campamentos afuera de las vecindades, hacían fogatas en las madrugadas y salieron a exigir a las puertas de la Cámara de Diputados que les llevaran ayuda porque pareciera que el gobierno quería aprovechar el sismo para terminar con ellos.

“Miles de viviendas destruidas en Tepito”, se leía en Excélsior tras el sismo de hace 39 años.”Poca ayuda oficial han recibido los viejos barrios de vecindades”, dice una nota firmada por Nidia Marín.

“En los viejos barrios, los de las vecindades, algunos donde habitan los que viven al margen de la ley -Buenos Aires, Tepito, por ejemplo-; allá donde están los vericuetos con salida a tres o cuatro calles y la saturación de habitantes por metro cuadrado es mayúscula, el terremoto y sus réplicas destruyeron miles de viviendas”, se lee en la entrada de su crónica.

“En las buenas y en las malas, Tepito siempre estará unido”, dice una manta colgada a media calle sobre una calle con vigas que apuntalan los muros de las casas para que no se vengan abajo, imagen que se puede describir gracias a los fotoperiodistas que la registraron.

En cada efeméride del sismo, se rememora cómo se destruyó el edificio de la SCOP, en la colonia Narvarte, el Hotel Regis, en la esquina de Balderas y Avenida Juárez, del colapso del Hospital General o de Tlatelolco. Pero poco se habla de la resistencia que vivieron los habitantes de Tepito.

“Para el gobierno, el temblor ha sido la solución; quieren desaparecer Tepito, dicen los habitantes”. Es el titular de una nota del diario Novedades, con una importante circulación en la época, como la que tenía el Excélsior o El Universal.

La reportera María Teresa Gómez Mont describió una manifestación de habitantes de Tepito frente a la Cámara de Diputados, donde Goyo Flores, un electricista que habitaba en el barrio y que los fines de semana sacaba títeres a la calle para entretener a los niños, se convirtió de un momento a otro en el portavoz de las demandas de sus vecinos.

“Que no nos molesten más”, dice don ‘Goyo’, que nos dejen en Tepito y ya, pero no para empezar las mismas autoridades ni siquiera se han dignado darse una vuelta para ver cómo estamos, no nos han llevado ni víveres, ni agua ni medicinas, ni nada, ¿Qué no les importamos? Viera que sí, lo que pasa es que quieren desalojarnos, que dejemos nuestros hogares, y aunque se caigan no lo vamos ha hacer, en esto hay mucho de transformado, para el gobierno el temblor ha sido una solución, quieren desaparecer Tepito, transformarlo ¿por qué? que nos ayuden a que sea mejor, pero parece que los estorbamos y no nos vamos a mover, que ni se crean.” (sic), dice la nota del diario Novedades a pocos días del sismo de 1985.

La fama del barrio bravo

Tepito, conocido como el barrio bravo, tiene ese nombre por el náhuatl teocal-tepiton, que significa “pequeño templo” y se ubica al norte del corazón de la Ciudad de México. Está delimitado por el Eje 1 norte, Paseo de la Reforma, la Avenida del Trabajo y el Eje 2 norte.

Siempre que se habla de Tepito podemos recordar a los cronistas Armando Ramírez (1952-2019), escritor y uno de los creadores del movimiento Tepito Arte Acá, o Alfonso Hernández (1945-2021), cronista oficial de Tepito, fundador del taller de albures finos, y guía del famoso “tepitour”.

La presidenta de la Asociación de Cronistas Oficiales de la Ciudad de México, María de Jesús Real García Figueroa, platica con EXPLORA CDMX rescatando la memoria que sus colegas ayudaron a mantener viva y habla de la fama del “barrio bravo”.

Relata que Tepito ha tenido muchas transformaciones, desde la época virreinal en México.

“Se dice que siempre, desde la época virreinal que a este lugar se guardaban todos los que iban a pedir o, más bien, les gustaba pedir cosas prestadas de la gente, ¿no? O sea, por decir, robar y se iban a refugiar ahí, entonces hay una resistencia total”, dice en tono ameno.

Recuerda que de ahí han salido grandes personajes como los boxeadores Raúl “Ratón” Macías o Rubén “El Púas”, Olivares. Estábamos hablando y recordando a Armando Ramírez, que escribió “Chin chin, el teporocho” y a Alfonso Hernández o Doña Quetita, una de las “siete cabronas” del barrio, guardiana del altar a la Santa Muerte y quien murió recientemente.

María de Jesús comenta que, a lo largo del siglo 19, Tepito recibió una migración importante de personas de estados como Jalisco o Michoacán, y esta zona era elegida porque la vivienda era más barata y se habían construido grandes vecindades donde se montaron talleres de oficios como el de zapatero o de personas que trabajaban con piel.

“A lo largo del tiempo es una zona muy, muy comercial y también después se convierte en este barrio bravo, donde se sabía que la gente, pues es muy resistente porque es gente muy trabajadora, con su propia fuerza, y también ha sido resistente a los cambios porque sabemos que en los años 50 también hubo un proyecto de querer reacomodar ese barrio; sin embargo, la banda resiste y no permitió que existiera”, platica la cronista.

Por su gran actividad comercial, Tepito se hizo famoso en los años 80 por ser el centro de venta de artículos de imitación de grandes marcas que no se vendían en México o de productos electrónicos provenientes de Estados Unidos, mejor conocidos como fayuca, traídos de contrabando.

Ella misma relata que llegaba a viajar a la frontera, compraba tenis en Nuevo Laredo y los vendía en Tepito con una amiga para poder pagar sus estudios en la universidad.

En el contexto del sismo de 1985, el gobierno había enviado a un equipo de personal de aduanas para hacer decomisos de mercancía en el “barrio bravo”, agentes que llegaron a hospedarse en los hoteles cercanos a la zona y donde muchos de ellos perdieron la vida por el suceso.

“Pues mandaron a los aduaneros justo antes del sismo del 85 para que regularan. Y déjame decirte que lo peor es que fue una tragedia, pues muchos de esos aduaneros murieron ahí, iban a hacer su chamba y pues ya no hubo la manera de regular esa situación”, platica.

Tepito en el olvido

La idea de que Tepito era un problema afectó a sus habitantes en el sismo del 85 y los dejó al margen de la ayuda, lo que los llevó a pedir que les dieran el material y que ellos mismos se harían cargo de reconstruir sus casas.

En la crónica del diario Novedades, la periodista escribió: “Heberto Castillo, del Pmt, un poco al (...) nos comentaba: Es que Tepito ya era un problema, es una zona totalmente descuidada, las casas casi derrumbadas, parecía no importarle ni al gobierno ni a nadie más y que muchos casatenientes quieren aprovechar la situación para desalojar a inquilinos de rentas congeladas”.

En esa entrevista, el político de izquierda proponía que se expropiaran los terrenos por utilidad pública y que fueran entregados a los inquilinos para que llevaran a cabo una autoconstrucción. “No sabe cuántos jóvenes ingenieros, arquitectos, quisieran en estos momentos cooperar, también se podría conseguir que se donara varilla y cemento, y ya está”.

Eso fue hace apenas 39 años.



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Escrito por Nadia Sanders

Periodista de investigación radicada en Ciudad de México. Se autoadscribe como afrodescendiente. Trabajó en los diarios Reforma y El Centro y ha formado parte de medios digitales como CNN México, Reporte Índigo y La Lista. Es egresada de la UAM Xochimilco y de la Maestría en Periodismo sobre Políticas Públicas, en el CIDE. Ganó el Premio Roche de periodismo en salud en 2022.


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