MMamás, seguramente como yo, cuando nació su primer bebé se preguntaron después de algunas semanas… “¿Cómo se supone que voy a conciliar mi maternidad con mi vida profesional?”; tal vez otras más se preguntaron, “¿Cómo es posible conciliar la lactancia con ir a una oficina todos los días?”; “¿Cómo voy a dejar a este ser que depende completamente de mí para vivir?” ...Las más “afortunadas” contábamos con un trabajo de home office, lo que hacía que esa ajuste fuera relativamente más natural, pero… “y si soy emprendedora, ¿En qué momento trabajo y cuido a mi bebé?”; “y si dejo de aportar económicamente a la casa, ¿Quién me va a mantener a mí?”, “¿Cómo sigo creciendo mi negocio o mis finanzas sin dejar la maternidad de lado?”
Puede que estas y muchas otras preguntas hayan surgido como parte de las cientos de preocupaciones y cargas mentales que empiezan a habitar nuestro cerebro en el momento en que nos convertimos en madres. Y no por nada es que surgen estas preguntas. La realidad es que no muchas son las mujeres que pueden continuar con su carrera profesional y conciliar de manera equilibrada la maternidad, lo que se debe a distintos factores.
En México, de acuerdo con datos de una encuesta realizada por el Instituto Mexicano de Competitividad (IMCO) en 2023, 51% de las mujeres respondieron haber pausado su carrera profesional en comparación con 25% de las mujeres sin hijos; lo que disminuyó a 20% y 21% para los hombres, respectivamente.
Además, de acuerdo a datos de la organización México Cómo Vamos, en 2024 las mujeres que consiguieron insertarse al mercado laboral lo hicieron a través de un empleo informal, con una tasa del 55.4%; lo que significan menores ingresos y mayores mujeres en la línea de pobreza. Pero estas condiciones no solo se presentan en el mercado informal, los mismos datos arrojaron que la brecha en el ingreso laboral también se presenta en el mercado formal, en donde por cada 100 pesos pagados a un hombre, una mujer recibe únicamente 88.
Aunque hemos logrado avanzar y continuamos trabajando para cerrar estas brechas, aún existe mucho por hacer. Estas son algunas de las razones de la existencia de este espacio, que está dedicado a ti, mujer y mamá, en el que exploraremos cómo la independenciafinanciera es clave para que las mujeres puedan tomar decisiones informadas y tener el control de su vida en todos los ámbitos.
A través de estrategias de ahorro e inversión en diversos instrumentos financieros, las mujeres pueden no solo garantizar su estabilidad económica, sino también aumentar su libertad personal y profesional.
Hablar de finanzas con perspectiva de género es fundamental, ya que permite romper las barreras históricas que han limitado el acceso de las mujeres a la educación financiera y a recursos que les ayuden a prosperar. La independencia financiera no solo es una herramienta de empoderamiento, sino una puerta hacia un futuro con mayor autonomía, donde las decisiones no dependan de factores externos, sino de la capacidad propia para generar riqueza y seguridad. Espero que lo disfrutes igual que yo: ¡bienvenida a Finanzas con Género!
Nota de la editora: Este texto fue actualizado el 11 de marzo a las 15:45 horas.
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