Aunque las mujeres somos muy diversas, hay características muy comunes: los cólicos son parte de ello. Aún recuerdo que mi menstruación literal “me tiraba en la cama”, el dolor era incapacitante. Probé diversos medicamentos, tecitos, distraerme y otros tips para ser funcional a pesar del dolor. ¿Cuántas más se identifican con esto?
El Congreso de la Ciudad de México aprobó recientemente una licencia de menstruación que beneficia a adolescentes de primaria y secundaria. Es un gran paso para visibilizar que sentir dolor en la menstruación NO es normal a través de políticas públicas con perspectiva de género, así como fomentar el autocuidado. El anuncio ha generado reacciones positivas y, por supuesto, negativas, sin empatía y de burla de hombres y mujeres.
La menstruación sigue incomodando no solo a las mujeres, sino a toda una sociedad misógina que la considera como un acto “sucio”. Se nos educó a ser discretas, a que nadie notara que “andamos en nuestros días” aun cuando había que asistir a las clases de Educación Física con uniformes blancos. La presión por ocultar un proceso tan natural y saludable como la menstruación se volvió una preocupación mensual y un requisito para “ser niña bien”. Ni hablar si por un descuido “te manchabas”, eres señalada como “sucia” ni las personas políticas corruptas reciben esa carga de rechazo social casi unánime.
Incluso, dentro del argot secundariano, tu verdadera amiga era quien te avisaba si te habías manchado, te daba o conseguía una toalla ante la visita inesperada o te prestaba una prenda para taparte.
La menstruación incomoda todavía. Pongo otro ejemplo: los comerciales de venta de toallas sanitarias, la mayoría con líquido azul para simular la sangre, que te aseguran la mayor seguridad para “evitar accidentes” y no incomodar a las demás personas. Por cierto, una mujer menstruante invierte entre 25,000 y 45,000 pesos en productos de higiene menstrual a lo largo de su vida fértil (Pérez, D.; 2024, agosto, 02. Cuánto gasta una mujer en productos de higiene a lo largo de su vida fértil. Mi Bolsillo México). También visibilicemos que hay mujeres, como quienes se encuentran en procesos migratorios, que enfrentan tanta desigualdad que atender la menstruación es un gasto considerable.
La licencia de menstruación es importante porque es un paso para tener una menstruación digna, fomentar el autocuidado, la inclusión y la perspectiva de género. En otros países dicha licencia se ha extendido en los entornos laborales, pero todavía falta que México llegue a eso. Lo importante es cuestionar la narrativa de que las mujeres debemos ser funcionales a pesar de todo, incluso de nuestro cuerpo.
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