Hay un amor que los mexicanos no pueden ocultar en Ciudad de México: el que le tienen a los tacos. Y que es un amor sin pretensiones. Tan sencillo como la tortilla que lo abraza, cálido como la carne que se sirve e intenso como la salsa que lo baña.
Los tacos se anuncian por las calles de la ciudad al instante. Los trompos de pastor parecen flotar rebosantes sobre las banquetas, los tacos de asada se hacen presentes con el humo que desprenden y el suadero burbujeamientras reposa en la grasa.
Lo mágico de la CDMX es que no importa en qué momento quieres un taco. Todo el día hay opciones. Por la mañana, no fallan los tacos de carnitas. Durante años, los tacos del señor Polo, afuera del metro Juárez, me alimentaron para no llegar con el estómago vacío al trabajo y cómo agradecía que desde las 8:00 de la mañana ya estuviera ahí con su puesto.
En la tarde, no hay nada como un buen taco de guisado, de canasta o de carne asada. Si ves a un grupo de oficinistas alrededor de un puesto, seguramente están comiendo tacos para después volver a su rutina.
Por la noche se gozan mejor los tacos más célebres de la ciudad: los de pastor y suadero. Tal parece que saben más rico después del ajetreo diario y con un poco de viento frío. Es un espectáculo ver al taquero sacar láminas de pastor perfectas y coronar el taco con un pedazo de piña que vuela hacia la tortilla.
Los tacos en la ciudad también se comen dependiendo el día. El domingo es especial para comer tacos de barbacoa por la mañana y puede ser que los martes esté cerrada tu taquería de confianza porque ese día descansan los dueños.
No está claro cuál es el origen del taco, pero combina procesos milenarios como el de la nixtamalización. De acuerdo con información de la Secretaría de Agricultura, existen varias teorías sobre la palabra taco.
“Algunas afirman que proviene del náhuatl tlahco, que significa mitad o en el medio. Otras dicen que proviene del náhuatl quauhtaqualli, la cual era un tipo de tortilla que era difícil de pronunciar por los españoles. Se convirtió entaqualli y finalmente en taco”.
No obstante, sí hay referencias de que Moctezuma utilizaba las tortillas “como cuchara”, formando algo parecido al taco. También se dice que las mujeres mandaban a los hombres su comida envuelta en tortillas.
Mi fascinación por los tacos en Ciudad de México se resume en que, cada vez que me he mudado de departamento, lo primero que he hecho es buscar un buen puesto de tacos. Con el puesto ideal, la vida chilanga se lleva más leve y la felicidad llega cuando el taquero ya se sabe tu nombre.
No importa de qué los pidas, los taquitos siempre serán un alivio al hambre y un deleite a los sentidos… ¿Con verdura, joven?
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