No es un secreto que la industria musical ha sido históricamente dominada por una narrativa masculina. La participación de las mujeres como productoras, compositoras, managers y distribuidoras pasaba desapercibida. La figura femenina se asociaba con tareas de cuidado y organización, reforzando estigmas machistas y patriarcales de la sociedad, subestimando sus miles de capacidades.
Entre las décadas de los 60s y 70s, figuras como Janis Joplin, Aretha Franklin y Stevie Nicks empezaron a tomar fuerza en la música, pero lamentablemente las decisiones sobre sus proyectos recaían en manos masculinas: qué música se producía, cómo se promocionaba, quién tenía la oportunidad de brillar e incluso las decisiones sobre sus aspectos. Sin duda, barreras abismales para ellas.
Además, uno de los más grandes desafíos a los que las mujeres se han enfrentado dentro de la industria musical es a los estereotipos de belleza. Las artistas femeninas siempre son señaladas por su cuerpo, su vestimenta, su cabello, su estado civil y su edad. Pareciera que el talento no importa cuando se trata de mujeres.
Actualmente, las mujeres han comenzando a reescribir las reglas del juego, desafiando viejas estructuras y abriendo nuevos caminos. Es cierto que las plataformas digitales son un gran apoyo para que las mujeres produzcan y distribuyan de manera independiente, permitiéndoles ser dueñas de sus proyectos e ideas creativas.
Tanto ha sido el avance de las mujeres en la música, que hace unos días se llevó a cabo la primera edición del Festival Hera, un evento dedicado a resaltar la influencia social y el trabajo de las mujeres. Ximena Sariñana, cantante y compositora mexicana, es una de las productoras y creadoras de este festival. Camila Cabello, Demi Lovato, Francisca Valenzuela, Danna, Daniela Spalla, fueron algunas de las artistas que conformaron el cartel.
No sólo los escenarios contienen a las mujeres, también hay productoras, managers, distribuidoras, periodistas musicales, fotógrafas y muchas más que hacen estos proyectos posibles.
La industria musical está en un punto de inflexión. Los cambios sociales están creando nuevas oportunidades, pero también están desafiando a los viejos paradigmas. Aún existen problemáticas como el acoso laboral y la disciminación, es hora de que la industria no solo escuche, sino que responda con acciones concretas. Calladitas no nos vemos más bonitas; las mujeres en la música existen.
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