A finales del siglo XIX, cuando Porfirio Díaz insistía en emular a Europa, hasta las diversiones de la clase alta y quienes se colaran seguían los patrones del viejo continente, o por lo menos de los que añoraban a su "madre patria". Impensable practicar el juego de pelota prehispánico; en cambio, el frontón, juego de pelota vasca o “sport vasco” fue bienvenido entre este sector de la población.
Primera llamada
Entre 1895 y 1897 se construyeron tres frontones muy cercanos uno de otro, cuenta Leopoldo Rodríguez en Los frontones de pelota vasca en la Ciudad de México. Se trata del Eder Jai (“fiesta hermosa”), Jai Alai (“fiesta alegre”) y el Frontón Nacional, el último en construirse y el que sobrevivió más tiempo. Se ubicaba en la primera calle de Iturbide, atrás de Bucareli, y ocupaba los números 17, 19 y 21.1
El Frontón Nacional fue diseñado por Bernardo Pérez. En su inauguración,2lucía cubierto con un techo transparente para dejar pasar la luz y, en caso de lluvia, seguir dando servicio. El diario El Popular ,relata que cabían “holgadamente más de mil personas".
Al parecer, la inauguración del frontón terminó siendo un desastre. The Mexican Herald narró que ese día llovió y el agua se filtró por el techo de cristal, lo que llevó a las personas a abrir sus paraguas dentro del recinto. Ese día el aire no circulaba y el calor era insoportable.
Ese mismo día, un anuncio del Cabildo, señalaba que el Consejo Superior de Salubridad había decidido suspenderle el servicio de funcionamiento al Frontón Nacional “por no cumplir con algunos requisitos al Código Sanitario”.
Segunda llamada
En 1903 el Frontón Nacional fue traspasado a una compañía americana que invirtió más de cincuenta mil pesos en “costosas reformas” para hacer del local “un centro cómodo y elegante”, según una nota de El Popular. Seis meses después, el 26 de septiembre, el mismo periódico anunciaba la reinauguración del Frontón y la describió como “verdaderamente suntuosa”, con una “soberbia instalación de luz eléctrica para las funciones de noche” como elemento sobresaliente.
Pero el Frontón Nacional fue cerrado nuevamente por manejos irresponsables de los anteriores administradores y prometía ser reabierto el 1 de febrero de 1905 bajo la administración de Salvador R. Bárcena, según documentó The Mexican Herald.
Apuestas, peleas, billar y cantina
Para 1919, la administración del Frontón regateaba al Ayuntamiento de la Ciudad de México el pago de impuestos por concepto de apuestas, ofreciendo pagar el 13 de octubre 1,500 pesos de aquel entonces; sin embargo, la autoridad le reviró cuatro días después, contestándole que debía pagar 2 mil.[3]
El mismo día que Juan C. de Larrinaga buscaba reducir el pago de impuestos al Frontón Nacional por apuestas, el dueño del inmueble, Enrique Álvarez, tramitaba los permisos para que el lugar contara con cuatro mesas de billar y pudiera funcionar como cantina. El cuestionario de inspección confirmaba que el Frontón cumplía con requisitos como: mingitorios de acuerdo con el Reglamento, paredes forradas de aceite y suficiente número de escupideras, entre otros.[4]
La Comisión de Ingeniería Sanitaria otorgó el permiso para “un salón de billar” con la advertencia de que “si con el tiempo llega a ser molesto o perjudicial al vecindario, se ordenará lo conducente”. Mientras tanto, la Comisión de Alimentos y Bebidas consideró que “la cantina y restaurante situada en la primera calle de Iturbide 19 se encuentra en condiciones reglamentarias”. Aparentemente, cuando Álvarez fue a solicitar el permiso de cantina para el Frontón, éste ya funcionaba como tal.[5]
Cinco días después de que la autoridad señaló que la cantina del Frontón se encontraba en condiciones reglamentarias, el “Interventor Autoridad” acusó que “debido a la numerosa concurrencia y a la poca policía se suscitaron algunos altercados”, por lo cual se solicitaba el envío de “cuando menos 10 gendarmes para cuidar el orden” en el Frontón.[6]
La tercera fue la vencida
De acuerdo con Leopoldo Rodríguez, el arquitecto Carlos Crombé reconstruyó el Frontón Nacional en noviembre de 1923, con la idea de proporcionarle un campo visual sin obstáculos y completo en la cancha. Fue precisamente este arquitecto el que dejó la estructura de la fachada que aún se puede apreciar en el edificio actualmente abandonado, que después de ser el Frontón Nacional fuera la Arena Nacional de lucha libre y finalmente, el cine Palacio Chino.
A dos años con la última renovación, el Frontón Nacional dejó de funcionar en 1925, a pesar del impecable trabajo de Crombé. El país ya era otro después de una revolución que duró 10 años.
1 La Voz de México, "El Frontón Nacional", 16 de julio de 1897, Ciudad de México, México. https://hndm.iib.unam.mx/consulta/publicacion/visualizar/558075bf7d1e63c9fea1a489?pagina=558a37bd7d1ed64f16dd7fdb&palabras=Front%C3%B3n
2 AHCDMX: Fondo Ayuntamiento, Licencias en general, vol. 3038, exp. 4938.
3 Ibidem.
4 Ibidem.
5 AHCDMX: Fondo Ayuntamiento, Licencias en general, vol. 3054, exp. 6301.
6 AHCDMX: Fondo Ayuntamiento, Licencias en general, vol. 3038, exp. 4938.
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