Catrina Casiopea: De libertades y osadías

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Eufemio Franco Pimentel Foto de
05 de marzo 2025
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Habría bastado con levantar la mano y cerrar la ventana, sin embargo, el humo del tabaco y los colores de las nubes que se miraban desde el sillón hacían posible resistirse al fresco de la tarde. Lunes, comenzando el mes de marzo, se anuncian los primeros calores del año y con ello, como ya hace un par de años no sucede, las lluvias tempraneras que hacen pensar en la locura de febrero y de “marzo otro poco”. Es una tarde que se pinta de azules a lo lejos, sobre los bordes del Ajusco, rojizo sobre los límites de las nubes y gris en el centro nuboso.

Tuve la sensación de que el tiempo había concluido. En el ascensor revisé mentalmente los pendientes que quedaban del día y busqué organizar las tareas para el martes. Ya saben, jugando al prestidigitador con los hilos del futuro, al final, uno hace lo que se tiene que hacer entre bomberazos y llamadas de la jefatura “de último momento”. Seguí despacio en dirección al auto esperando evitar la lluvia que se anunciaba en el cielo y con ello escaparme del tráfico. “Llegandito a casa me destapo una fría bien helodia”

Las noticias comenzaron a sonar cuando encendí el auto. Habría que pensar que Zelenski no encontraba una mejor manera de ser un hombre de “derecha” que dejarse humillar por el mandatario del imperio. En realidad, ha sido un espectáculo de actores fungiendo como hombres de Estado. Como si nadie recordase que, hace un par de semanas, se había dado el aviso de que Estados Unidos se concentraría en América Latina y Europa debía asumir la defensa de la cultura occidental en su territorio. Aún después de eso, la derecha no logra dibujar un panorama claro.

A mí, como a ustedes, me cuesta trabajo entender este uso macabro de los aranceles, el miedo al fentanilo y la oferta de la Golden card. “Es como contradictorio que mientras conduzco hacia la libertad me encuentro atrapado en el borde de las fronteras”, dijo un señor con demencia senil que caminaba andrajoso sobre la calle. Escuché con cuidado si lograba decir algo más, pero, la locura, entendida como la iluminación divina en los entes elegidos, sólo habla de vez en vez a quien logra escucharlos. Quizás no dijo nada y yo lo inventé.

Al incorporarme sobre Insurgentes, con dirección hacia el sur, el crepúsculo había logrado colorear el cielo de un rojizo con tonos ocres ahí donde el agua se acumula. Algo habrían de anunciar, los nuevos tiempos sugieren dolor y pena. Algo se esconde en el silencioso caer de las gotas de agua que, en la llovizna, parecerían murmurar un rezo que implora unidad, que invoca al espíritu nacional. Vaya usted a saber qué es eso de la ciudadanía si antes no nos encontramos en la calle, en nuestro pasado. No es que uno deba mirar todo el tiempo por el retrovisor para manejar, es más bien, no dejar de mirar atrás para no olvidar quiénes somos y a donde vamos.


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Escrito por Eufemio Franco Pimentel

Eufemio Franco Pimentel (Ciudad de México, 1978). Profesor en Sociología. Sociólogo por la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales, de la UNAM. Aprendiz destacado de Casiopea en el difícil arte de observar a los Hombres Grises en sus opacos hábitos. Estudioso de la realidad mexicana desde 2000.

@MaximusFemius

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