Robo de glifos: Metzli el conejo en la luna
La imagen de la izquierda no es un glifo, sino un diseño vectorial basado a toda luz en el verdadero glifo derecho. Como buenos magos, los impulsores del constructo se sacaron de la chistera a un conejo que en realidad forma parte de una imagen arquetípica que la humanidad ha visto desde tiempos remotos. Tan arquetípica que en todos los continentes del mundo hay leyendas del conejo en la luna. Pero este “glifo” en particular, no obsta decir, también forma parte de lo que parecen estafas visuales de la subdelegación, procede, posiblemente, porque hay varios negocios que hacen uso de la imagen, de la pulquería Los dioses del pulque o de cualquier otra imagen que asocie el tecomatl con el conejo considerado como símbolo de la embriaguez y de los dioses. Los tecomates son ollas de redondas de barro que desde la época prehispánica se utilizaban para el consumo de pulque y formaban parte de ceremonias y rituales. En su Lotería del maguey, la editora Sandra Luna le dedica un verso muy simpático al conejo:
Junto al maguey
me protejo
soy el astuto conejo
El glifo original dentro del códice Borgia
El elemento visual que encierra al conejo en el tecomate aparece en la lámina 55 del Códice Borgia. De uno de los innumerables análisis que se han hecho a propósito de este códice, citaremos un párrafo de nuestro interés de un artículo de NatGeo de recomendada lectura para neófitos, interesados en la verdadera cultura mesoamericana: “El Códice Borgia es un tonalámatl, un ‘libro de los días’o ‘libro de los destinos’. En la antigüedad, este tipo de documentos se empleaban en Mesoamérica para adivinar el futuro con base en el calendario sagrado. Éste se compone de 13 signos numéricos y 20 signos figurativos que, al unirse en todas sus combinaciones posibles, dan un total de 260 días. Así pues, cada día o tonalli se nombra según una combinación única de un número y una figura. No sólo eso: las características del mundo y de las cosas que ocurren en él dependen de las cualidades que tenga cada día” (Ortega, 2023).
El origen de la leyenda del conejo y la luna
En la página 31 del libro Los días y los dioses del Códice Borgia (Libura, 2000), –donde también aparece el símbolo del chalchihui-tl– viene una razonable explicación del origen del sol y de la luna del porqué ésta terminó con un conejo. Aquí un resumen extraído de la red: “Dentro de la mitología mexica, Meztli, también conocido como Metzi o Metzti, es la diosa de la luna. El nombre de esta deidad [se traduce] literalmente ‘luna’ o ‘luna negra’. En esta cultura, al igual que otras culturas propias de Mesoamérica, los dioses nacían a partir de los elementos de la naturaleza. El dios principal representaba al Sol y la diosa principal o diosa secundaria representaba la Luna. Así, para los mexicas el dios principal era masculino, pero se convirtió en femenino al transformarse en la Luna. Dado que esta civilización ya conocía el efecto de la gravedad de nuestro satélite sobre las mareas, quisieron representar dicha relación en el símbolo de esta diosa: una serpiente que lleva el agua del cielo en su estómago. Aunque en el Códice Borgia se puede ver representada como una serpiente que tiene un conejo en su vientre.”
Tochico
Le propongo al lector buscar en Google la palabra Tochico, puedo apostarle que además de algunas referencias a juegos de videos, le aparecerán páginas del fake pueblo. Es decir, el Tochico que aparece al pie del tecomate que esconde al conejo verde, es otra invención que nada tiene que ver con la colonia Santa Úrsula Xitla, antes hacienda y rancho y que se empezó a fraccionar a partir de mediados del siglo pasado. Tampoco es válido derivar del término a un “lugar de conejos” que desde luego había y hay en toda la zona pedregalosa, con una especie endémica conocida como teporingo, puesto que la única palabra nahuatl que da origen a la definición es: Tuchpan, según la definición del Atlas de Antonio Peñafiel (1885), a partir de sus lecturas de Orozco y Berra.
En suma: con esta breve entrega y las dos que le preceden, queda claro que los tres glifos usados por la subdelegación, más sus variantes inventadas no pertenecen a Santa Úrsula Xitla; queda claro, así mismo, que Tochico no es palabra ni lugar y tampoco un conejo, que ninguno de los glifos en cuestión de la documentación falsa y la alojada en redes tiene sustento histórico, que lo único real, y de lo que nos habremos de ocupar la próxima entrega, al regreso del descanso de esta columna en la segunda semana de enero, es la iglesia colonial que data del siglo XVII.
Bibliografía
Libura, Krystyna (2000). Los días y los dioses del Códice Borgia, México, Editorial Tecolote.
Ortega Acoltzi, Rodrigo (2023): “Códice Borgia: El documento prehispánico que ha sobrevivido al fuego y al agua por más de 500 años” en NatGeo versión en español.
Recuperado de:
Peñafiel, Antonio (1885). Nombres geográficos de México: catálogo alfabético de los nombres de lugar pertenecientes al idioma náhuatl; estudio geroglífico de la matrícula de los tributos del Códice Mendocino. México, Secretaría de Fomento.
Recuperado de: http://cdigital.dgb.uanl.mx/la/1080017419/1080017419.html
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